La prueba de proteína S mide los niveles de esta proteína en la sangre, que actúa como un anticoagulante natural al ayudar a inactivar los factores de coagulación Va y VIIIa, lo que previene la formación excesiva de coágulos. Su utilidad clínica es fundamental para diagnosticar deficiencias de proteína S, que pueden aumentar el riesgo de trombosis venosa profunda y embolias. Esta prueba se realiza comúnmente en pacientes con antecedentes de eventos trombóticos inexplicados o recurrentes. Además, puede ser útil en la evaluación de trastornos de coagulación hereditarios y para guiar decisiones en el manejo de pacientes con riesgos trombóticos. La proteína S se encuentra en dos formas: libre y unida a factores de coagulación, y se considera que ambas son importantes para la regulación del sistema hemostático.