La prueba de linfocitos T (CD3, CD4, CD8) evalúa la cantidad y proporción de diferentes subtipos de linfocitos T en la sangre, donde CD3 es un marcador general para todos los linfocitos T, CD4 identifica a los linfocitos T helpers que ayudan en la respuesta inmune, y CD8 se refiere a los linfocitos T citotóxicos que destruyen células infectadas o cancerosas. Su utilidad clínica es fundamental para evaluar el estado del sistema inmunológico, siendo especialmente valiosa en el diagnóstico y seguimiento de enfermedades como el VIH/SIDA, donde una reducción de linfocitos T CD4 indica progresión de la enfermedad. También se utiliza en trastornos autoinmunitarios y para evaluar la respuesta inmunitaria en pacientes con cáncer o trasplantes de órganos, proporcionando información crucial para guiar decisiones terapéuticas.