Es una prueba que mide la coagulación de la sangre, estandarizando el tiempo de protrombina (TP) para evaluar la eficacia del tratamiento anticoagulante, especialmente en pacientes que reciben warfarina. Su utilidad clínica es esencial para monitorear la coagulación en pacientes con riesgo de trombosis, como aquellos con fibrilación auricular o que han tenido trombosis venosa profunda. Un INR elevado indica un mayor riesgo de sangrado, mientras que un INR bajo sugiere un riesgo de formación de coágulos. Mantener el INR dentro de un rango terapéutico específico es crucial para prevenir complicaciones, y esta prueba es fundamental en la gestión de pacientes en tratamiento anticoagulante.