Mide la presencia de un anticuerpo en la sangre que puede estar asociado con enfermedades autoinmunitarias, principalmente la artritis reumatoide. Este anticuerpo se une a la inmunoglobulina G (IgG) y su presencia puede indicar inflamación y daño articular. La utilidad clínica del FR es fundamental en el diagnóstico y seguimiento de la artritis reumatoide y otras condiciones reumáticas, aunque también puede estar presente en otras enfermedades y en algunas personas sanas. Un resultado positivo puede ayudar a confirmar el diagnóstico, pero siempre debe interpretarse junto con otros hallazgos clínicos y pruebas, ya que no es específico. Además, la prueba puede ser útil en la evaluación de la actividad de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.